5.1. La industria químico-farmacéutica

En primer lugar, aparentemente está implicada la industria químico-farmacéutica, que se aprovecha de las políticas de control de la natalidad. El Tercer Mundo se convierte, así, en un buen campo de pruebas para sus productos y, secundariamente, en un campo privilegiado para la venta de material anticonceptivo.
Los laboratorios que se benefician de estos programas son:


Upjohn
Roussel
American Home Products
Syntex y otros laboratorios

Las organizaciones de control demográfico y la industria farmacéutica trabajan mano a mano en el desarrollo de nuevos métodos anticonceptivos más eficaces, independientemente de que también sean más peligrosos para la salud de las mujeres.
Los programas de planificación familiar en el Tercer Mundo ofrecen a la industria farmacéutica un enorme campo de ventas y experimentación para anticonceptivos que en los estados industrializados han sido prohibidos, como las píldoras altamente dosificadas, o abandonados como el Depoprovera o el Norplant, a causa de sus efectos secundarios. Además, se ahorran costes significativos, ya que una gran parte de la investigación sobre anticonceptivos está en manos de fundaciones privadas, como por ejemplo el «Population Council» (Consejo de Población).
La T de cobre desarrollada por el Consejo de Población (PC), fue comercializada mundialmente por la UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas). Ésta economizó en el comercio 49 millones de dólares. El favorable precio de compra que obtuvo el UNFPA, fue sólo posible gracias a la compra a gran escala. Por otro lado, la UNFPA redujo a la industria costes por concepto de investigación, transporte y propaganda, e integró al mercado el nuevo producto a través de los organismos internacionales de planificación familiar.
Otro ejemplo que muestra los estrechos vínculos que hay entre las organizaciones internacionales es la comercialización mundial de la píldora anticonceptiva por medio de los programas de planificación familiar. La IPPF (asociación internacional de las organizaciones privadas de planificación familiar) es una de las mayores distribuidoras de la píldora anticonceptiva a nivel mundial.
La AID (Agencia Internacional del Desarrollo) provee a la IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar), las correspondientes cantidades, por ejemplo, siete millones de cajas en 1973. La AID compró entre 1968 y 1973 millones de cajas mensuales de píldoras anticonceptivas a varios consorcios farmacéuticos; píldoras que fueron entregadas a las organizaciones de planificación familiar. Para la industria farmacéutica, esto es un buen negocio y sin ningún riesgo. Las píldoras son distribuidas en paquetes de tres meses. El ahorro de empaquetamiento y distribución son enormes. De esta manera, fue posible que la píldora anticonceptiva Neogynon, producida por la Schering AG y distribuida por Pro-Familia en Colombia, fuese vendida por menos de un marco alemán.
Muchas veces, este material ha sido rechazado en el Primer Mundo por perjudicial, pero es vendido y utilizado sin información sobre sus contraindicaciones y gravísimos efectos secundarios en el Tercer Mundo, gracias a la corrupción de los organismos sanitarios locales, empezando por el Ministerio de Sanidad y siguiendo con organismos tales como las agencias de control de los medicamentos.
A estos hay que añadir los laboratorios que fabrican los productos para la esterilización química y la introducción de productos esterilizantes en alimentos y vacunas.

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