5.3. Agencias gubernamentales estadounidenses

La AID (Agency for International Development) fue fundada en 1966. Depende del Ministerio de Asuntos Exteriores norteamericano. El departamento involucrado es la Oficina de Población.
En 1984 tenía un presupuesto de 230 millones de dólares, pero diez años después ese presupuesto se había triplicado.
Básicamente, depende de fondos del gobierno de los Estados Unidos. Es el mayor patrocinador en solitario hoy en día.
Esta agencia, que supuestamente ayuda al desarrollo de los estados subdesarrollados, está a la cabeza de los organismos encargados de la planificación familiar y del eugenismo.
Sus actividades son emprender y apoyar los programas de control de la población a través de su Oficina de Población. También dirige los fondos directamente a los gobiernos del Tercer Mundo que aceptan sus condiciones, que siempre son reducir la población. Otras organizaciones, que trabajan en el mismo sentido, reciben dinero de la AID.
En los años 1970 la AID aportó más de la mitad del presupuesto de otras organizaciones, tales como la IPPF, que recibió por primera vez dinero de la AID en 1967; la UNFRA; el 90% del presupuesto del fondo de Pathfinder; el «Population Council» (Consejo de Población) de los Estados Unidos. Concedió sumas sustanciales a universidades y otras agencias privadas. También ha implantado organizaciones como el PARFR, la FHI y los «Grupos de Futuro», y ha respaldado en los años 1980 a un amplio número de organizaciones y actividades de control de población en todo el mundo.
La Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional está implicada en la promoción del Norplant, tal y como hemos demostrado anteriormente.
Su estrategia incluye el chantaje, como lo, demuestra, por ejemplo, que todas sus misiones de «ayuda» en América Latina desde mediados de los años 1960 establecían como primera prioridad que se cumpliesen los programas de control de la natalidad.
La AID también provee de fondos a organizaciones eugenistas y despobladoras, así como a varias universidades en los Estados Unidos. Cada una recibe alrededor de dos millones de dólares anualmente para estudios de población.
Los otros principales estados contribuyentes son: Japón (el segundo), Suiza, Noruega, Reino Unido, Holanda, Canadá, Alemania, Australia, Suecia, Bélgica y Dinamarca.
Otro ejemplo, aparte de los citados en la primera parte de este trabajo, es Manila. Los «mass-media» filipinos han desencadenado una violenta campaña antidemográfica para apoyar a la AID. El coste del proyecto propagandístico es de 580.480 dólares, que «serán debitados del subproyecto 10», según se lee en el contrato estipulado entre el Gobierno de las Islas Filipinas y la USAID (United States Agency for International Development).
Para financiar el proyecto denominado comúnmente «Planificación de los Nacimientos III» de 1988, la agencia estadounidense participará con una donación de 7 millones 364 mil dólares.
El proyecto incluye el financiamiento de centros sanitarios para estimular la esterilización, en los que la mujer recibe 10 dólares y el hombre 6.

La Oficina de Océanos y Asuntos Internacionales, Científicos y del Medio Ambiente.

Esta oficina fue creada en 1975 por Henry Kissinger para gestionar la política demográfica en el seno del Consejo Nacional de Seguridad y del Departamento de Estado. Tiene la misión de supervisar las transferencias de tecnología al Tercer Mundo y reducir la población del planeta.



Instituto Nacional de los Estados Unidos para la Salud de los Niños y el Desarrollo Humano.

Este instituto fue fundado a finales de los años 1960. El departamento involucrado es el Centro de Investigación de la Población.
Su presupuesto depende del fondo del gobierno de los Estados Unidos.
Es una organización gubernamental específicamente encargada de la tarea de hacer investigación y desarrollo de nuevos anticonceptivos para los programas de control de la población.


Los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta (CDC).

Los CDC llevan años inventando epidemias inexistentes, como la gripe del cerdo... y pidiendo más dinero de los contribuyentes al Congreso.
Finalmente, han conseguido participar en el diseño de una epidemia de SIDA, que nunca existió, y convencer a todo el planeta de que tienen que temerla.
Mención especial merece el EIS (Epidemic Intelligence Service), el servicio de inteligencia de epidemias (la CIA médica para los amigos), que depende directamente de los CDC. Fue fundado en 1951 y dirigido por A. Langmur, un energúmeno que había sido consejero del departamento de guerra química y biológica del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Sus miembros están infiltrados en todos los organismos médicos nacionales e internacionales, incluyendo la propia OMS. También están colocados en cargos de control de los principales medios de comunicación, como, por ejemplo, Lawrence Altman, escritor, médico jefe del New York Times.
El EIS está implicado desde los años 1960 en los programas de control de la población de la International Planned Parenthood Federation (Federación Internacional de Planificación Familiar -IPPF-).
Los CDC financian además el Consejo Nacional de la Raza, el Centro para las Opciones de Población y docenas de asociaciones, aparentemente independientes, que apoyan la hipótesis oficial del SIDA.
Un buen ejemplo de las actividades de los CDC y del EIS es su participación en la invención de la epidemia de SIDA en África.
En Octubre de 1985, un congreso organizado por Joseph McCormick, agente del Epidemic Intelligence Service de los CDC en Bangui, República Centroafricana, estableció que se aceptase la definición del SIDA en el Tercer Mundo sin tests, con sólo algunos síntomas indiferenciables de los producidos por las enfermedades de la pobreza. McCormick obtuvo la colaboración de la OMS, a la que convenció para promover su programa. Ese mismo mes, curiosamente, algunos responsables del SIDA de la OMS fueron sustituidos por agentes del CDC, tales como el Doctor Jonathan Mann, lo que coincidió con un cambio de actitud de la OMS respecto al SIDA. Ver los detalles más adelante en el apartado de la OMS.
A su retorno a Estados Unidos, McCormick dijo al Secretario asistente de Salud y Servicios Humanos que el SIDA en África afectaba por igual a mujeres y hombres. Lo que supuso una estupenda justificación de lo que los CDC habían predicho, pero que no se había cumplido. El SIDA seguía afectando sólo a un 10% de mujeres en occidente. Es decir, había encontrado un argumento para justificar la hipótesis oficial de la transmisión heterosexual del SIDA; una hipótesis que sigue sin cumplirse en occidente, a pesar de los seis cambios de la definición del SIDA que ya llevamos...
La definición de caso Bangui fue aceptada y publicada en documentos oficiales de la OMS y en Science magazine en 1986. Pero esos criterios no fueron publicados en los medios de comunicación orquestados por Lawrence Altman del New York Times, que también es miembro del EIS de los CDC, en sus extensos artículos sobre la supuesta epidemia del SIDA en África.
Con todo, en 1986, los casos acumulados de SIDA en toda África eran 1.096 contra 26.566 en Estados Unidos.



La Administración de Alimentos y Fármacos (FDA).

La «Food and Drugs Administration» (FDA) está implicada en fraudes como la autorización de fármacos demostradamente tóxicos, por ejemplo, el Norplant, el Depoprovera o la píldora anticonceptiva (ver número 49 de la revista), además de muchos otros, tales como el Prozac (ver número 47), el AZT (ver números 33-34, 41, 43 y 47 de la revista, y el libro «Repensar el SIDA» de Medinas Complementarias). Sus intereses comunes con la industria que los fabrica están demostrados y lo hemos denunciado con detalles y nombres anteriormente en el número 49 (anticonceptivos), los números 41 y 43 (AZT), el número 48 (Prozac), etc.
Resaltemos que su criminal aceptación del AZT para tratar a los diagnosticados de SIDA no responde a una cuestión básica: ¿cómo es posible que no aceptaran el AZT hace 30 años como quimioterapia para el cáncer por ser demasiado tóxico, aún con las prevenciones que se adoptan en la quimioterapia, y lo recomienden para tratamientos indefinidos ahora?. Téngase en cuenta que la quimioterapia para el cáncer se da con cuentagotas, se hacen análisis después de cada ciclo para comprobar su grado de toxicidad, etc.
No hay nunca respuesta. No puede haberla, excepto una.
La recomendación es distinta según a quién se haga. El cáncer puede tenerlo todo el mundo, por lo tanto, hay que ser prudentes en la administración de fármacos tóxicos. El SIDA afecta a gentes muy distintas: homosexuales, drogadictos (ambos frecuentemente asociados), negros, hispanos y, especialmente, haitianos. A esos se les puede dar de por vida (que será corta) un medicamento tóxico que les producirá anemia, inmunodeficiencia, hepatitis tóxica, cáncer, etc. (Ver número 43 sobre el AZT).
Son excedentes de la población que sobran dentro del orden (una vez han pasado sus dólares de las drogas por los bancos norteamericanos), o son simplemente inmigrantes peligrosos para «la seguridad nacional».

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